Está
muy de moda el haber cambiado el nombre de Consejero Delegado por CEO
(Chief Executive Officer). La cuestión es que, llames como lo
llames, ¿qué es lo que hace en una startup?
Imagínate
a un director en su atril, solo completamente. La batuta en la mano.
Ningún músico aún en el escenario. Tiene la partitura delante pero
no puede hacer sonar la música. Para eso necesita, al menos, a
alguien que sepa tocar y que esté dispuesto a seguir sus órdenes.
Si sólo cuenta con el violinista principal, éste tocará de acuerdo
a su criterio, y el director seguirá sirviendo de bien poco.
Para
hacer bien su trabajo, el director llamará a otros instrumentos de
cuerda, de viento, percusión. Cada uno hará su labor y la dirección
se encargará de que la partitura se ejecute según lo previsto,
además de añadir su propio toque personal. Será imprescindible que
el grupo completo interiorice la esencia de la sinfonía para que
suene adecuadamente y embelese al público.
Entonces,
ya en una startup, ¿qué ocurre si el CEO sólo se dedica a su área
de experiencia? Ya sean los conocimientos técnicos, o el marketing,
o definición de producto. Pues que la orquesta estará sin rumbo al
no tener un sentimiento global de lo que se quiere transmitir. Las
cuitas internas entre instrumentos comenzarán a surgir, cada uno
sintiéndose más importante que el de al lado. Y la obra final será
un fiasco, con el público abucheando y levantándose a reclamar su
dinero ante tamaño desastre.
Como
en una orquesta hace falta un Director para que cada instrumento no
se vaya por los cerros de Úbeda, en una empresa hace falta alguien
que dirija y que se encargue de marcar la visión, de embarcar al
equipo inicial, definir el producto o servicio, conseguir que se
venda al cliente y que la organización perdure.
Al
emprender, esto que parece tan básico, suele dar lugar a varios
errores:
- Ninguno de los socios quiera dirigir porque nadie quiere cortar "el buen rollo" tomando las decisiones complicadas. Ya sabes sobre la soledad del mando.
- Todos los socios quieran mandar y ser CEO, dando lugar a una startup con 3 o más consejeros delegados tomando las decisiones asambleariamente. Totalmente inoperativo.
- El emprendedor quiere hacer todo solo y acaba convirtiéndose en un hombre-orquesta.
Por
tanto, deja claro desde el primer día quién manda y cuál es la
visión de la empresa.
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