lunes, 10 de marzo de 2014

El momento de las #emprendedoras

Hace unos tres meses me presenté a un concurso de ideas para startup. Era la única mujer de las 15 candidaturas. Antes de salir al salón de actos estábamos todos los equipos en una sala y una persona de la organización, en un intento por ser agradable e intentar minimizar aquel hecho tan sobresaliente, me dijo "seguro que es una ventaja para ti el ser la única chica, así te mirarán más el proyecto". No salí ganadora, pero fue un alivio el que mi género no tuviese relación con el éxito en la competición.



Hoy, dos días después del DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA, las redes sociales y los medios siguen hablando de este tema. Y es que es un tema importante, pero no sólo para un día, sino para los 365 del año.

Los datos gordos sobre la desigualdad de género en la empresa son bastante reveladores:
  • De los 470 consejeros del IBEX, sólo 3 mujeres tienen funciones ejecutivas.
  • Las matrículas de mujeres en carreras técnicas y tecnológicas es menor del 10 %.
Luego está el día a día que muestra una realidad muy tozuda. Por ejemplo, en los saraos de emprendedores, las mujeres no suelen llegar al 10 %. Ni como ponentes, ni como oyentes. La pregunta es ¿por qué?

En mi experiencia como profesional de la ingeniería durante más de 10 años y como empresaria del mundo técnico e Internet durante los últimos 5 años, lo que he visto es que, simplemente, hay poquísimas mujeres en los puestos directivos en las empresas privadas.

El ambiente masculino es el dominante, y eso se extiende a las relaciones sociales que imperan en las empresas. Esto hace que habitualmente las mujeres queden fuera de los círculos informales de poder, terminando marginadas de forma no voluntaria por ninguna de las partes en la mayoría de los casos. Este aislamiento favorece la activación de los estereotipos y que las mujeres tengan que mostrar sus méritos para poder romperlos, apareciendo así el efecto que ellas tengan que conseguir logros antes de ascender, mientras que ellos suben al revelar su potencial.

El problema es de calado hondo, ¿cómo se cambia eso?. Pues no esperando que sea de la noche a la mañana, por supuesto. Trabajando duro y demostrando que nuestro género define mucho de nuestra personalidad, pero no la valía personal, ni las competencias ni las habilidades necesarias para ocupar puestos directivos o para emprender. Es nuestra responsabilidad el desarrollar nuestro potencial y nuestro talento, independientemente de la cerrazón mental de los y las que tengamos a nuestro alrededor que anteponen su sexo a la persona que tienen enfrente.




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