Hace
unos tres meses me presenté a un concurso de ideas para startup. Era
la única mujer de las 15 candidaturas. Antes de salir al salón de
actos estábamos todos los equipos en una sala y una persona de la
organización, en un intento por ser agradable e intentar minimizar
aquel hecho tan sobresaliente, me dijo "seguro que es una
ventaja para ti el ser la única chica, así te mirarán más el
proyecto". No salí ganadora, pero fue un alivio el que mi
género no tuviese relación con el éxito en la competición.
Hoy,
dos días después del DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA,
las redes sociales y los medios siguen hablando de este tema. Y es
que es un tema importante, pero no sólo para un día, sino para los
365 del año.
Los
datos gordos sobre la desigualdad de género en la empresa son
bastante reveladores:
- De los 470 consejeros del IBEX, sólo 3 mujeres tienen funciones ejecutivas.
- Las matrículas de mujeres en carreras técnicas y tecnológicas es menor del 10 %.
Luego
está el día a día que muestra una realidad muy tozuda. Por
ejemplo, en los saraos de emprendedores, las mujeres no suelen llegar
al 10 %. Ni como ponentes, ni como oyentes. La pregunta es ¿por qué?
En
mi experiencia como profesional de la ingeniería durante más de 10
años y como empresaria del mundo técnico e Internet durante los
últimos 5 años, lo que he visto es que, simplemente, hay poquísimas mujeres en los puestos directivos en las empresas privadas.
El
ambiente masculino es el dominante, y eso se extiende a las
relaciones sociales que imperan en las empresas. Esto hace que
habitualmente las mujeres queden fuera de los círculos informales de
poder, terminando marginadas de forma no voluntaria por ninguna de
las partes en la mayoría de los casos. Este aislamiento favorece la
activación de los estereotipos y que las mujeres tengan que mostrar
sus méritos para poder romperlos, apareciendo así el efecto que
ellas tengan que conseguir logros antes de ascender, mientras que
ellos suben al revelar su potencial.
El
problema es de calado hondo, ¿cómo se cambia eso?. Pues no
esperando que sea de la noche a la mañana, por supuesto. Trabajando
duro y demostrando que nuestro género define mucho de nuestra
personalidad, pero no la valía personal, ni las competencias ni las
habilidades necesarias para ocupar puestos directivos o para
emprender. Es nuestra responsabilidad el desarrollar nuestro
potencial y nuestro talento, independientemente de la cerrazón
mental de los y las que tengamos a nuestro alrededor que anteponen su
sexo a la persona que tienen enfrente.
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