Hace
unos días una amiga me contaba que eso de "la gamificación"
estaba de moda en los Departamentos de Recursos Humanos de las
empresas. Llámalo gamification, gamificación o ludificación, el
caso es que está entrando fuerte. ¿es algo nuevo o es más viejo
que los caminos?
Tengas
hijos o no, sabes que a los bebés se les entretiene en la comida
haciendo el avión con la cuchara, cuando son niños de 4 años se
comen encantados los trozos de merluza con forma de estrella, avión
o delfín. Los paquetes de galletas están llenos de personajes de la
tele e incluso los cereales para mejorar la digestión proponen en
sus envoltorios recetas para pasarlo mejor. Todos conocemos esa
tienda de muebles en la que puedes probar y explorar antes de decidir
la compra y una tarjeta de crédito dorada provoca la admiración de
los invitados a la cena. Las compañías aéreas dan puntos y
reconocimientos a los viajeros habituales y Linkedin te pone el
título de "eminencia" cuando tienes una red de contactos
amplia.
"esa tienda de muebles en la que puedes probar y explorar antes de decidir la compra"
Con
estos ejemplos quiero mostrar que el ser humano juega desde bebé, y
sigue jugando a lo largo de toda su vida, por mucho que "la
sociedad" se empeñe en decirnos que los adultos tenemos que ser
serios y analíticos. El juego está dentro de nosotros y cada uno de
nosotros lleva dentro un jugador nato, ya sea en forma de explorador
o coleccionista, para conseguir interacción social o si su objetivo
último sea derrotar a todos sus adversarios.
Mi
opinión es que la gamificación ha llegado para quedarse, suponiendo
una estrategia más dentro de las organizaciones para avanzar hacia
los objetivos. Entre los usos más significativos está el del
marketing (ya he hablado de algunos ejemplos al inicio), pero me
gusta el potencial que se puede desarrollar en el campo de la salud y
de los recursos humanos en las organizaciones.
Uno
de los principales problemas en la instauración de conductas
prosalud es la motivación de la persona. Está claro que nadie
quiere estar enfermo pero también es verdad que, mientras no se
tiene enfermedad alguna, se hace cuesta arriba el comer cinco
verduras y frutas al día, salir a caminar, correr durante una hora o
no fumar. Aquí la gamificación puede ayudar, y mucho. Al fin y al
cabo se trata de potenciar la motivación intrínseca hacia la
actividad que resulta aburrida en esos momentos. Este tipo de
motivación es la que tenemos cuando hacemos algo que nos gusta de
verdad, aunque la gente de nuestro alrededor diga el famoso "eso
no lo hago ni aunque me paguen". Suelen ser actividades duras,
que requieren esfuerzo y atención, que generan un "estado de
flujo" que nos llena de bienestar. Para algunos supone hacer
tallas de madera, para otros hacer mantas de lana a mano, o correr
una maratón, o sacarse la segunda carrera universitaria. El hecho es
que, aunque parezca mentira, se pueden convertir actividades que
suelen ser aburridas o aversivas para mucha gente en otras que tienen
cierto atractivo. Y eso se consigue introduciendo elementos y
mecánicas de juego en las actividades.
Como
en muchas cosas, no estoy diciendo que sea algo fácil, ni siquiera
que funcione en todos los casos. Pero es una parte más de una
posible solución a temas complejos, como es el caso de los recursos
humanos en las organizaciones, donde a veces la motivación brilla
por su ausencia.
Seguiré
hablando de este tema, tan complejo y a la vez apasionante.
María
Gutiérrez Menéndez